Actualización fugaz
Salgo de la lavandería en sudadera como buen macho celtíbero y ¿que me encuentro al abrir la puerta?, una bofetada de aire congelado. Tan frío que en los escasos 100m que me separan de mi portal dudé entre abandonar el petate de ropa a su suerte y correr, o prenderle fuego a lo Bear Grylls y alabarlo cual sin-techo neoyorkino.
Pues sí, se me congelaron mocos, pestañas y patillas. No hay nada como cambiar la cálida compañía de una secadora soviética de finales de los ochenta por el cuestionable disfrute de la pura y saludable brisa nórdica.
Primavera yo te invoco (por clemencia).
By dgbalbuena at 2010-02-22
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Sara -